El Sello que te Diferencia
Uno de los grandes cambios que ha traído consigo el uso masivo de internet, y muy especialmente de las redes sociales, es el concepto de la marca personal.
La marca personal es como los culos: todos tenemos uno, Pero algunos lo mueven y enseñan con más alegría que otros. Tener actividad digital en el ámbito personal en redes como Facebook o Twitter es una opción de cada individuo, y podría citar muchos motivos por los que resulta interesante e incluso razonable. En la actualidad tener cierta actividad en redes como las anteriormente mencionadas, o en LinkedIn —la red por antonomasia en la esfera profesional—, se ha convertido en algo fundamental.
Todos, sin excepción —incluso los que creen no hacerlo—, dejamos un rastro vital en internet, lo que comúnmente se denomina timeline o «línea de vida». Si somos activos en las redes sociales, esa información suele ser más cuantiosa. En otras palabras, se trata de una hemeroteca pública y vital.
Debo reconocer que cuando realizo una selección de personal me guío poco — cada vez menos— por el currículum del candidato, que me proporciona una información muy básica —lo que se supone que sabe hacer—. Si tras una primera entrevista personal creo haber encontrado a la persona que busco, echo irremediablemente un vistazo en sus redes sociales personales y profesionales para averiguar algo más acerca de su biografía.
Hace casi un año entrevisté a una chica para un puesto directivo de una de mis empresas. Su formación, perfil profesional y edad eran los apropiados y, además, tenía una experiencia empresarial propia que garantizaba un aspecto que siempre valoro: parecía una persona con iniciativa. Entre otras cosas, recientemente había intentado, sin éxito, abrir una empresa junto a otros socios. La entrevista había sido impecable y parecía la candidata ideal. Pese a ello, y por miedo a equivocarme, pospuse unos días mi decisión para valorarlo fríamente. Así fue cómo, tras un pequeño paseo por la red, descubrí con sorpresa que en un foro de internet se daban cita algunas personas que se consideraban estafadas por la candidata tras su última actividad profesional. De hecho, se estaban colegiando para denunciarla debido a la cantidad de impagos que llevaba a sus espaldas. Indagué algo más y mis sospechas se confirmaron: comprobé que en su cuenta de Facebook insultaba cruel y alegremente tanto a sus socios como a sus anteriores empleadores, e incluso aparecía muy poco favorecida en sus propias fotografías, con evidentes síntomas de embriaguez. El colmo fue que se atrevía a proferir todo tipo de comentarios homófobos y racistas en su perfil, que estaba, como la gran mayoría, abierto a todo el mundo. Tras comprobar sus actitudes y su rastro digital, decidí no contratarla. Estoy convencido de que obrando de esa manera logré evitar problemas en el futuro.
Aquella candidata no perdió una oportunidad laboral por culpa de internet. Lo hizo por ser ingenua y descuidada. Las redes sociales son un amplificador: nada pueden airear que tú no quieras que se sepa. Si eres idiota se amplifica tu idiotez, razón por la cual tiene bastante sentido que no dejes tu rastro en público para el resto de tus días. Sin embargo, como debería ocurrir en tu vida «real», tienes que preocuparte por cuidar tu imagen o tu marca personal. Al final tu rastro digital será, en unos años, incluso tu legado accesible a tus predecesores.
Si te resulta posible, debes cultivar una marca personal, un sello que te garantice que cualquier persona que quiera saber algo de ti acceda a una información controlada que te enorgullezca y demuestre tus habilidades sociales o profesionales. Crear una potente marca digital cuesta tiempo y esfuerzo —¡como la vida misma!—, pero es un patrimonio que te acompañará durante toda tu existencia. Pregúntate qué podría encontrar cualquiera que busque información acerca de ti en las redes sociales o, en sentido más amplio, en internet. Si no tienes ninguna referencia, tal vez pueda interpretar que no has hecho nada relevante o, peor aún, podrá toparse —y esto es posible— con tus multas de tráfico impagadas publicadas en el Boletín Oficial de tu comunidad autónoma. Si alguien quiere saber algo de nosotros, es posible que prefieras que haya otro tipo de información, más edificante, disponible. En resumen, dado que no puedes evitar que los demás hablen de ti, procura escribir tú mismo lo que quieres que la gente encuentre si busca tu nombre.
Cuando tienes una marca, debes cuidarla y permitir que crezca de forma saludable.
Fuente: Sí Puedes - Alejandro Suárez Sánchez - Ocaña