Las 10 Emociones Positivas de Barbara Fredrickson

Una de las autoras más importantes en el ámbito de la psicología positiva, Barbara Fredrickson (2009) se dedicó al estudio de las emociones y en sus primeras aproximaciones notó que existían muchas más investigaciones que caracterizaban las emociones negativas, como la rabia o el miedo, y muy pocas las emociones positivas, como la alegría o la diversión.

Las emociones negativas son más intensas y muy útiles para la supervivencia porque nos alertan de posibles peligros, pero si las tenemos con mucha frecuencia delimitan nuestras
acciones para el funcionamiento vital. De esta forma, si tenemos con mucha frecuencia miedo o rabia, generalmente no queremos socializar ni realizar otras actividades. Las emociones positivas, en cambio, son menos intensas y de menor duración pero comúnmente ocurren con mayor frecuencia y son la base del bienestar. Esta diferencia entre la intensidad y duración de las emociones positivas y negativas llevó a Fredrickson a proponer su teoría de construcción y ampliación de las emociones positivas para promover el bienestar (Fredrickson, 2009). Su primer aporte fue identificar y caracterizar las 10 emociones positivas que los seres humanos pueden experimentar, para aumentar el repertorio en forma consciente y promover su bienestar.

Las 10 emociones positivas

Alegría. Cuando todo va bien, incluso mejor de lo que esperábamos. Sentimos equilibrio emocional y lo reconocemos, incluso podemos manifestarlo, pero la situación no exige un esfuerzo mayor de nuestra parte.

Gratitud. Es reconocer lo que los otros han hecho por mí, siempre con una cuota de esfuerzo personal (lo que soy se lo debo a esfuerzos de otros). No está en modales mecánicos cuando les recordamos a los niños: "¡Qué se dice?"

Serenidad. Aparece en un entorno seguro y conocido que no necesita demasiado esfuerzo de nuestra parte. La serenidad nos hace querer recostarnos y empaparnos en ella. Soltar un suspiro porque estamos de lo más agradable, en paz con nosotros mismos y con los demás.

Interés. Requiere de esfuerzo y atención, y surge cuando algo nuevo llama nuestra atención y nos llena de una sensación de posibilidad. Nos invita a explorar, a absorber nuevas ideas y a aprender.

Esperanza. Surge en momentos de desesperación o de desánimo. Es quizá temer lo peor, pero anhelar lo mejor trabajando con confianza y con sentido. En ella encontramos todo lo posible por forjar una buena vida.

Orgullo. Cuando somos culpables de algo bueno que pasa. Florece tras un reto del que salimos airosos. Nos sentimos orgullosos cuando somos dignos de admiración.

Diversión. Cuando encontramos en acontecimientos de la vida una “incongruencia social no seria”, lo que nos incita a disfrutar y relajar las tensiones de la cotidianidad.

Inspiración. Cuando nos topamos con la verdadera excelencia humana. Cautiva nuestra atención, reconforta el corazón y nos involucra. Su hermano gemelo es la envidia.

Asombro. Emoción ligada a la inspiración, al misterio detrás de lo espiritual, que surge cuando nos topamos con el bien a gran escala.

Amor. Es una emoción multifacética que puede recoger todas las emociones. Lo que la transforma en amor es el contexto de relación segura.

Fuente: Psicología Positiva y Comunicación no violenta de Maria Elena Garassini