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Maestros que Inspiran y sacan lo mejor de sus Alumnos, el creer obra milagros
El creer obra milagros

El creer obra milagros

Como maestro de profesión, siempre estoy consciente de los posibles resultados que tiene una lección entre los estudiantes. Cuando un maestro enseña con una finalidad en mente, se concentra en el resultado esperado para la clase. Al enseñar con ese fin, en cierto sentido, el maestro es como un alquimista que tiene la capacidad de transformar metales comunes en oro. Dentro de los estudiantes ya existe un potencial de oro, sin embargo, no ha sido refinado ni extraído. Un buen profesor creará oportunidades para que el estudiante se perfeccione a sí mismo y transforme algo ordinario en algo extraordinario.

Mis maestros en muchas ocasiones me desafiaron a estar a la altura de mi potencial. En cada caso, estos excelentes maestros me dijeron que sabían que yo tenía toda la capacidad para desempeñarme mejor de lo que lo estaba haciendo. Mi trabajo no siempre era lo mejor, algo mediocre en mí buscaba cumplir apenas con la asignación. Cuando estos maestros lo notaban, me hacían un favor porque me alertaban sobre mi potencial de “ser superior” o mayor. Si hacía el esfuerzo realizando más de lo exigido para obtener la calificación como para aprobar, me convertiría en alguien mejor de lo que era. Ante la advertencia, yo sabía que ya no debía conformarme con algo menos que lo mejor. Yo no los estaba engañando a ellos sino a mí. Yo necesitaba alcanzar el nivel de mi capacidad, y cuando lo hacía, tenía un sentimiento de orgullo que igualaba o superaba el esfuerzo adicional.

Estos “regaños” por parte de maestros que se interesaban en mí me permitieron llegar a ser quien ahora soy. Un profesor, que tiempo después me contrató en su departamento, me dijo en términos muy claros que “reevaluara mi compromiso con su clase”, y otro me preguntó ¡qué clase de estudiante creía que era para llegar a clase sin papel ni lápiz para tomar notas! En ese tiempo yo pensaba, ¿cómo se atreven? Pero sin sus exhortaciones, apenas habría sobrevivido y no habría prosperado en el campo que eligiera. Como alguien vio en mí lo que yo sabía que era una semilla de potencial sin explotar, comencé a vivir según sus elevadas expectativas como si estas fueran mi realidad o mi verdadero yo. A su tiempo, llegué a ser el estudiante que ellos querían que yo fuera.

¡Vaya! ¡Los maestros pueden sacudir una varita mágica, y de hecho lo hacen! A los estudiantes que sean susceptibles al hechizo les irá bien a medida que se proyecten ellos mismos hacia su mejor futuro. El creer obra milagros. Ten una expectativa de mejor desempeño por parte de alguien y observa cómo se da la transformación. Al saber que puedes triunfar, lo harás. ¡Es cuestión de que alguien impulse ese proceso de confianza! Comienza hoy intentándolo con esa persona en quien crees.

Fuente: Un Año para Cambiar el Chip, 52 claves para retomar tus sueños y consolidarlos - Napoleón Hill

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