Publicado por
El Alma del Liderazgo: Los Siete Roles del Liderazgo
El Alma del Liderazgo

El Alma del Liderazgo

Un líder está orientado a la acción. Sólo por medio de la acción puedes dar vida a una visión. No obstante, la visión y la acción deben ser compatibles; para lograr esto se requiere capacidad. Esa capacidad comienza poniendo manos a la obra, llenado de energía a quienes te rodean y reclutándolos para lograr tu misión.

Cada situación exige la acción correcta. Como líder, debes identificar el rol que se espera que desempeñes. Si eres consciente, el rol mismo terminará llamándote. Los visionarios exitosos son capaces de desempeñar cualquier rol —su flexibilidad proviene de la infinita flexibilidad del alma.

Actuar es distinto cuando lideras desde el alma. Se convierte en un no hacer, que es igual a permitir. Te haces a un lado y dejas que tu alma actúe a través de ti, sin lucha, preocupación o resistencia. No hacer es distinto a no hacer nada. Es la manera más poderosa de liderar, porque confías en lo que tu alma quiere para procurar el mejor resultado posible. Tu papel es sintonizar y atestiguar qué tan perfectamente la vida puede organizarse cuando el alma está a cargo.

Nos hemos estado concentrando en el aspecto de la visión del “visionario exitoso”, pero no puede haber éxito sin acción. Una vez que el líder señala el camino, se supone que todos deben seguir esa dirección. La carga del liderazgo es que los resultados son siempre impredecibles. La queja más común que uno escucha de los líderes es que cada minuto del día deben elegir entre un curso de acción u otro. Esto les deja muy poco tiempo para cultivar el nivel más profundo del ser. En un mundo en que el futuro no puede controlarse, es temerario ignorar a la acción misma, que es la esencia del propio ser, el alma.

Ahora, ya tienes una gran ventaja sobre la mayoría de los líderes. Has aprendido sobre el poder oculto de la vinculación emocional, y conoces el valor de la conciencia expandida. Tus acciones, cuando tienen sus raíces así de profundo, provendrán directamente de tu visión. Pero también enfrentas el reto de hacer que tus acciones sean tan efectivas como sea posible. Actuar es una habilidad. Se basa en cinco pasos que hacen la diferencia entre el éxito o el fracaso. Cuando estás en una posición de mando o de ejercicio del liderazgo:

1. Oriéntate a la acción. La atmósfera que te rodea debe ser dinámica. Todos en el grupo deben sentirse energizados por la llamada a la acción.

2. Actúa como modelo a seguir. Debes estar dispuesto a hacer las mismas cosas que le pides a los demás que hagan. Así lograrás que otros actúen. Un líder no tiene que desempeñar los trabajos que asigna; aún así, si puedes, hacerlo representa una gran ventaja. Un líder sirve como modelo al brindarse completamente.

3. Comprométete a valorar la retroalimentación buena y honesta. Demuestra que quieres escuchar la verdad, y cuando ofrezcas retroalimentación a otros, debes ser franco y positivo. Primero y principalmente, enfatiza las contribuciones de los demás.

4. Sé persistente. Siempre existirán los reveses y los obstáculos. El curso de cualquier proyecto significativo nunca carece de contratiempos. Cuando los demás se preocupen por el fracaso, tu persistencia indeclinable es un valor muy apreciado.

5. Tómate tiempo para celebrar. Cada vez que haya un logro significativo, crea una atmósfera de celebración. El trabajo y nada más que el trabajo terminará por agotar en entusiasmo de la gente. Al celebrar a lo largo del camino, das a todos una probadita adelantada del éxito final.

Un líder visionario no estará satisfecho con conformar un equipo de personas competentes y calificadas. Aunque eso es muy importante, es más importante aún demostrar al grupo —y al mundo entero— que tus acciones son auténticas. Cada vez que te toque dirigirte a un grupo recuerda la verdad expresada por Ítalo Magni, un conferenciante premiado:

“Si hablas con tu cabeza, hablarás a sus cabezas. Si hablas con el corazón, llegarás a sus corazones. Si hablas con tu vida, harás contacto con sus vidas.”

Estas palabras pueden ser puestas en práctica inmediatamente. Llama a tu grupo y, frente a todos, haz un compromiso personal. Promete invertir tiempo, atención, energía, contacto personal y financiamiento (si es apropiado). Sé específico. No se trata de palabrería o de un impulso momentáneo. Tu grupo merece saber exactamente qué tan involucrado estás.

Ahora recorre la habitación y pide a cada persona que exprese su compromiso. Pregunta qué están dispuestos a invertir. Cuando todos lo hayan hecho, tendrás un plan de acción funcional. Conforme se progrese, toma en cuenta el compromiso realizado por cada uno. No escatimes los recursos que prometiste invertir. No olvides que sólo veinte por ciento de la gente en el lugar de trabajo reporta que su jefe está dispuesto a invertir en su relación con ellos. Nada es más importante si quieres lograr que los demás actúen.

Asegúrate de que mantienes al grupo al tanto del progreso en cada etapa del camino hacia el objetivo final. Asegúrate también de que todos tengan en mente que valoras la retroalimentación. Y, por último, asegúrate que nadie sea dejado de lado en este proceso.

LA ACCIÓN CORRECTA EN TODA SITUACIÓN

 Si estás atento, toda situación te dirá qué camino es el correcto y cuál es equivocado. Cada una de las siete situaciones que hemos discutido clama su propia clase de acción.

1. Protector: Tu rol es el de ser gerente de crisis. Como modelo, debes mostrar confianza y fortaleza. Entras en acción yendo al centro mismo de la crisis y manteniéndote ahí tanto como se requiera. Buscas retroalimentación constante para estar al tanto de los cambios de la crisis. Tu persistencia asegura que cada aspecto de la crisis sea atendido, sin descuidar todo aspecto previsible. Cuando la crisis haya pasado, tu equipo completo celebra con aquellos que fueron salvados de la amenaza, dándoles un sentimiento de seguridad y liberando la tensión y el estrés que toda crisis crea.

2. Triunfador: Tu rol es ser motivador. Como modelo, tú eres el ganador, el que compite exitosamente. Tomas el toro por los cuernos logrando recompensas tangibles a todo el grupo, no sólo a ti. Buscas historias de éxito, pero también estás atento a las cosas que la gente está menos dispuesta a compartir: sus dudas y los obstáculos que bloquean el camino al éxito. Persistes a pesar de la competencia y de los reveses, que son inevitables. Alientas a que el grupo se percate de que todo reto puede superarse. Cuando finalmente se logra el éxito, celebras al compartir el crédito y las recompensas, señalando la contribución particular de cada persona y permitiendo que la alegría tenga su día.

3. Formador de equipos: Tu rol es el de negociador. Como modelo, convences al grupo de que apoyas los objetivos compartidos y no las rivalidades y divisiones. Pones manos a la obra siendo justo y sin mostrar favoritismos. La retroalimentación que buscas es el acuerdo. El desacuerdo es inevitable, y permaneces alerta en busca de rupturas potenciales en el grupo, de modo que se puedan arreglar antes de romper la unidad. Persistes al reconciliar las diferencias, aunque cada parte puede ser testaruda y aferrarse a su posición. Cuando ya has logrado la unidad del grupo, celebras relajándote grupalmente fuera del trabajo, al encontrar una actividad que todos pueden disfrutar juntos. Permite que el grupo sienta solidaridad sin la presión de cumplir con una fecha límite.

4. Apoya: Tu rol es ser consejero. Como modelo, expresas simpatía y comprensión a cualquiera que acuda a ti con problemas o necesidades. Tomas al toro por los cuernos al nunca juzgar; tu empatía se extiende a todos, porque todos pasamos por momentos difíciles. La retroalimentación que buscas es cualquier signo de que la gente se siente escuchada y comprendida. Por otra parte, también estás alerta a cualquier signo de desaliento o marginación del grupo. Persistes al dar seguimiento a las personas que te necesitan, estando pendiente de su situación y comprometiéndote en la construcción de una relación verdadera. La celebración se lleva a cabo con cada persona en lo individual, cuando eres capaz de compartir las alegrías íntimas y la paulatina sanación de otros.

5. Innovador: Tu rol es el de catalizador. Como modelo, alientas las nuevas ideas y demuestras que te sientes cómodo frente a lo desconocido —de hecho, te emociona. Pones manos a la obra creando un espacio para que la creatividad florezca y alentando las primeras muestras de un descubrimiento prometedor. La retroalimentación que buscas consiste en cualquier signo de innovación. Mantienes levantadas las antenas en busca de signos de progreso, alejando al grupo de los callejones sin salida y de las líneas de investigación menos prometedoras. Cuando el descubrimiento se realice, celebras apreciando en grupo la belleza y la maravilla de ser pioneros.

6. Transformador: Tu rol es inspirar. Como modelo, ejemplificas una llamada desde lo alto y tu voz amplifica la voz interna que llama a que toda persona sea transformada. Entras en acción al vivir conforme a los valores que predicas. La retroalimentación que buscas consiste en buscar cualquier signo de un cambio interno en tu grupo —mismo que puede ser tan grande como una sociedad entera. Procuras destacar la evidencia que señala que las personas están actuando de acuerdo con su mejor naturaleza. Persistes al demostrar compasión, sin importar qué tan seguido resbale o muestre debilidad la gente. Las celebraciones que encabezas suelen ser rituales de agradecimiento y adoración. El grupo se une como si se tratara de los hijos de un poder mayor.

7. Sabio y vidente: Tu rol es pura luz. Has llegado al estado más alto de la conciencia. Como modelo, eres un alma santa y purificada. Pones manos a la obra al emanar las cualidades mismas del Ser —amor, verdad, paz y honda sabiduría. Lo que hagas es casi irrelevante. Tu retroalimentación es todo y cualquier cosa simultáneamente: el sabio acepta que cada persona está siguiendo un camino único que debe honrarse. Persistes al comprender la naturaleza humana bajo cualquiera de sus formas. Celebras al fusionarte con el Único, el campo del ser puro que es la fuente de todo. Otros celebran absorbiendo tu paz interna y alegría.

Dado que la naturaleza humana es complicada, a ti te corresponde identificar el rol que necesitas desempeñar. Si estás preparado al nivel de la más profunda conciencia, todo rol está abierto a ti. Los líderes más poderosos de la historia, como Gandhi, Churchill y Lincoln, desempeñaron los siete roles, lo cual resultó clave para su grandeza.

Cada situación clama por una respuesta flexible, pero algunos valores no pueden comprometerse si deseas desempeñar el rol exitosamente. Esos valores vienen de tu interior. Sin ellos, un líder terminará desgarrado por los conflictos que le llegan de todas partes. No tengas un ego tan fuerte que no pueda doblarse; en lugar de ello, para resolver un problema, detecta dónde y cuándo es necesario doblarse y dónde y cuándo no.

Fuente: El Alma del Liderazgo, Deepak Chopra 

DeGanadores
Administrador

Llegar a todos los hogares y empresas del mundo y convertirnos «En el Mayor Portal del Conocimiento y Motivación de ese mundo diferente, mejor, justo y solidario que todos deseamos"»... es nuestro mayor sueño.

Sabemos que es un camino largo y difícil, pero de ninguna manera imposible, contigo a nuestro lado, lo lograremos.

SUSCRÍBETE A DG NEWSLETTER