HBR
Tanto si les gusta como si no, los líderes deben gestionar el estado de ánimo de sus empresas.
Los más hábiles lo consiguen empleando una misteriosa mezcla de competencias psicológicas conocidas como «inteligencia emocional». Son conscientes de ellos mismos y son empáticos. Pueden interpretar y controlar sus emociones a la vez que, de forma intuitiva, comprenden cómo se sienten los otros y controlan el estado emocional de sus empresas.
Pero ¿de dónde procede la inteligencia emocional? ¿Y cómo aprenden los líderes a utilizarla?
La literatura sobre gestión, e incluso el sentido común, sugieren que la inteligencia emocional es el resultado de una mezcla de habilidades aprendidas y de talentos naturales. Es, en parte, predisposición genética; en parte, experiencia vital, y en parte, el resultado de algunas viejas lecciones. La inteligencia emocional se muestra en distintos grados en distintos líderes, y los directivos la aplican con una pericia variable.
Utilizadas con sabiduría y compasión, estas habilidades estimulan un rendimiento superior en los líderes, en su gente y en sus empresas; aplicada con ingenuidad o con malicia, puede paralizar a los líderes o ser una herramienta de manipulación para quienes la utilizan con el fin de obtener un beneficio personal.
Sé realista
Nunca dejes de aprender
Motívate
Forma a las personas con talento
Pide un feedback sincero
Habla con tus demonios
Encuentra tu voz
Domina la partitura
Sé honesto
Busca el gemba
Reparte la carga
Cuestiona la autoridad
Fuente: Inteligencia Emocional - Guia HBR - Harvard Business Review