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El Valor de la Actitud: La Importancia de la amabilidad, del cariño y del afecto

¿Me gustaría saber qué actitudes consideras que son importantes de enseñar para educar bien a nuestros hijos y también qué podemos hacer o que podríamos hacer si vemos, en un momento dado, que nuestros hijos dejan de brillar?

Vale, muchas gracias, Margot. ¿Yo qué diría? Al final, después del legado de los expertos y de la experiencia que ves en otros padres, al final, las cosas son de sentido común. Lo importante es que entiendan que la vida va de actitud. Yo siempre lo reduzco a una. Una actitud que me gustaría que tuvieran mis hijos: la amabilidad.

Yo creo que la amabilidad, primero porque nos falta, estamos en una sociedad en la que tratamos a las personas como bultos peludos con patas, y es una experiencia que tenemos todos. Tú coges el autobús, coges el metro, coges el tren en una ciudad grande y cuando te sientas te separan dos centímetros de otra persona, no es un bulto peludo con patas, es un ser humano, pues lo más normal es sentarse y no decir nada. Lo peor de todo es que hemos asumido que es normal, no nos sorprende, no nos extraña, al contrario. Tú prueba un día a sentarte en el metro, en el tren, en el autobús y a la persona de al lado le dices: «Buenas tardes, ¿qué tal?», como digas «buenas tardes», verás como coge el bolso con más fuerza, «Me atracan». ¿Por qué? Porque en un país de tarados la gente no se saluda, la gente va a la suya, la gente camina rápido esperando que sea viernes y no sonríe.

Esa es la sociedad en la que vivimos, por eso a mí me encanta el concepto de alegría, porque los expertos han demostrado que la forma más rápida, más eficaz y más fácil, o sea rápida, eficaz y fácil, o sea rápida, que funciona y fácil de vivir con alegría es ser amable. Ser amable con los demás, y tenemos mil quinientas oportunidades para ser amables cada día, con el conductor del autobús, que tampoco le saluda nadie, cuando sales de una cafetería con la persona con la que te cruzas en la puerta o con la que vas en el ascensor, o sea ser amable.

Hay un mecanismo que tenemos todos los seres humanos que es indiscutible, tú haces algo bueno por los demás y tú te sientes bien, eso es innegable. Todo el mundo que se haya dedicado a alguna labor de voluntario sabe que es muy gratificante porque haces algo por los demás, ese mecanismo lo tenemos. Es decir, cuando tú haces algo bueno por los demás te sientes bien y cuando haces algo malo te sientes mal. Igual que hay muchas personas que hay que ayudarlas porque son pobres materialmente, económicamente, estamos en una sociedad en la que hay muchísimas más personas que viven bajo el umbral de la pobreza en términos de afecto, de cariño, de amabilidad.

Entonces, cuando tú eres amable con los demás… Tienes un mecanismo dentro, y si no pruébalo, la próxima vez que salgas de una cafetería, en vez de salir sin decir nada, prueba a salir de una cafetería y le dices al camarero: «Perdone, espectacular el café». No sabes por qué motivo tienes esa sensación, pero es por el mecanismo que tenemos. Al camarero, tienes que llamar al 112 y que vengan con desfibrilador, porque le ha dado un ataque, no está acostumbrado.

Las personas que saben, los psicólogos que están en el ámbito de la psicología positiva, que estudian, te dicen esto, que juegues a ser amable con los demás. Cuando eres amable te cambia el carácter, eres mucho más alegre, pero, es que aparte de que tú estás mejor, aparte de los demás están mejor y que es gratis, ser amable tiene una cuarta ventaja enorme.

La cuarta verdad es que te obliga a intentar ser la mejor persona que puedes llegar a ser. Porque cuando quieres ser amable, a veces tienes que escuchar a unas personas, a veces tienes que aguantar una puerta, a veces tienes que acompañar, a veces tienes simplemente que estar. Hay que desarrollar la paciencia, hay que ser generoso, esa es la gran ventaja también de ser amable. Tú cuando intentas ser amable al mismo tiempo estás luchando para ser buena persona, para ser lo mejor que puedes llegar a ser.

Yo creo que una sociedad no es rica porque tenga petróleo bajo las piedras o gas. Una sociedad es rica por la calidad humana de las personas que la forman. De ahí viene la riqueza de la sociedad, es la calidad humana, y la calidad humana tiene que ver con personas educadas, con personas amables.

Necesitamos personas, necesitamos futuras generaciones que cambien la sociedad, y se cambia con educación. La educación es cuando alguien utiliza «por favor» y «gracias», que son dos palabras que las quitaran del diccionario por falta de uso. Un día vendrán nuestros nietos y dirán: «¿Abuelito, qué quiere decir por favor?», y habrá que explicarle: «Son dos palabras que se utilizaron a principios de siglo o al final del anterior, que se acompañaban para pedir algo». Pero ahora es que también se pierde, por lo tanto necesitamos personas con una gran calidad humana, eso es lo que nos hace ricos como sociedad, no el PIB.

Luego, me has preguntado, perdona, qué hacemos cuando no brillan.

Cuando no brillan, que tiene una respuesta larguísima, porque no es fácil, porque es verdad que a veces no brillan, pero, lo que comentaba antes también Paloma, hay veces las personas se desaniman, lógicamente. Estamos en un entorno que tiende al desánimo, entonces cuando alguien se desanima, cuando son nuestros hijos, yo solamente conozco dos palabras: cariño y tiempo, porque ésa es la base de las relaciones humanas.

No solamente con nuestros hijos, con nuestros hijos, con nuestra pareja, con nuestros amigos… Las relaciones se cuidan con esas dos palabras: cariño y tiempo. En la vida hay una regla que se cumple siempre en las relaciones humanas, que es de sentido común pero que olvidamos, planta que no riegas, planta que palma, así de simple, planta que no riegas, planta que palma. Pues en las relaciones ocurre lo mismo, con nuestros hijos, con nuestra pareja, con nuestros amigos… Lo que no cuidas, palma.

Hay gente que dice: «No, hombre, la media naranja». La media naranja existe, eso es un cuento chino. La media naranja la has exprimido en tres meses y luego iríamos todos de naranja en naranja. Luego lo que queda es cariño y tiempo. ¿El cariño qué es? Pues cariño es cariño, lo que viene a ser cariño, besos, abrazos y tocamientos varios, lo que viene a ser cariño.

Lo que pasa es que estamos en una sociedad que, como nos hemos desanimado, como vamos arrastrando los pies, hemos perdido el cariño.

Necesitamos reivindicar el afecto, la ternura en las relaciones con las personas que más queremos, y luego es tiempo. Tiempo, y si alguien dice que no tiene tiempo para dedicar hijos, es que no es verdad.

Básicamente, hay una estadística que es oficial que dice que en este país la media de televisión por persona y día es de cuatro horas, por persona y día cuatro horas. Pues hay quien dice que no tiene tiempo. «Yo no la veo», dices, «pues tú ocho, para sacar la media». No es una cuestión de no tener tiempo, es una cuestión de no tener ánimos. Porque pasa que, a veces, llegas a tu casa, aquel día que llegas cansado, machacado, que has viajado, a lo mejor que no has comido, cruzas la puerta de casa y sale tu hija: «Mami, ¿me cuentas un cuento?», y dices: «Que te lo cuente tu padre, que estoy agotada, mañana te cuento dos», y eso es lo que hacemos muchas veces.

Luego hay padres y madres que el día que llegan cansados, que llegan agotados, que a lo mejor no han comido, ese día cuentan el cuento y lo representan, esos son héroes. Todos los que somos padres sabemos que es heroico, de todos los padres que estamos aquí, ¿quién no se ha saltado un párrafo explicando un cuento a sus hijos?, eso que me ahorro. Pero si el libro más vendido de cuentos en este país es un libro de cuentos cortos, que además te pone en el índice: «Mire, cincuenta segundos, cuarenta y nueve segundos, un minuto con cero dos el más largo», «¿un minuto con cero dos?, deme ese».

Recortamos tiempo hasta para explicar cuentos a nuestros hijos que son lo que más queremos, no les dedicamos tiempo. A este paso, con nuestros nietos los cuentos serán de cinco segundos: «Venía Caperucita con la abuela, se cruzaron con el lobo y se comió a la abuela. Buenas noches, a dormir».

Es nuestro trabajo, como padres y profesores, educar, y educar se hace con cariño, mucho cariño, y tiempo, mucho tiempo. Porque aquello de: «yo poco tiempo, pero de calidad», es otro cuento chino, que alguien se inventó para tener la conciencia tranquila, y si no coge una planta y le pones dos gotas al mes, de máxima calidad, palma igual.

Fuente y autor: Aprendemos juntos, Victor Küppers

Victor Küppers es Doctor en Humanidades y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas. Profesor universitario y formador, Küppers es autor de libros de éxito como "El efecto Actitud" y "Vivir una vida con sentido". Es un defensor absoluto del poder que tiene la ‘actitud’ para desarrollar el máximo potencial de las personas: "Tú vales tus conocimientos, tus habilidades y tu actitud, pero la actitud multiplica”, explica. Víctor Küppers reivindica la importancia de aprender a escuchar para cuidar las relaciones en el mundo actual. Apasionado por la psicología positiva, su pensamiento se podría resumir en esta frase de Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”. Para Küppers esta es la definición de una ‘persona espectacular’.

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