
Reciente y lamentablemente, he pasado por una situación para la que me hubiera gustado tener un manual que me marcara lo que hay que hacer, punto por punto, para no salir zaherido de una reunión en la que, la violencia verbal y la arrogancia de una persona, parecía tener a todo el mundo en jaque.
El lector puede imaginar el peor de los escenarios, y se quedará corto. Me encontraba frente a una persona que no muestra comprensión alguna por sus iguales, que se burla con crueldad de sus subordinados y exige a gritos, a todo el mundo, cualquier cosa que él quiere. La falta de empatía le hace analfabeto, emocionalmente hablando.