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La Importancia de la Amabilidad en el Trabajo y en las Relaciones con las Demás Personas

Hay un elemento importantísimo que tú puedes controlar y que influye en tu éxito como Líder. No se trata de algo que los Líderes no hayan comentado; es algo que observamos que ellos hacen. Los Líderes eficientes lo emplean con frecuencia, y los jefes  ineficientes lo emplean muy rara vez. Nosotros lo llamamos Amabilidad.

Quizá hayas oído decir que el éxito de los gerentes y líderes está directamente relacionado con sus relaciones con las personas que trabajan para ellos, con las personas que trabajan con ellos y con las personas para quienes ellos trabajan.

Esto es muy cierto. Al analizar estas relaciones, descubrimos que cada relación se puede dividir en dos categorías generales: la relación de negocios y la relación de persona a persona. La segunda categoría se refiere a ese importante elemento que hemos llamado amabilidad; las pequeñas cosas que los líderes, gerentes y jefes eficientes hacen sobre una base de persona a persona y que los ineficientes realizan muy rara vez.

Amabilidad no significa ser el mejor amigo de tus colaboradores, perdonar un bajo rendimiento, comprender sus problemas personales, invitarlos a tu casa, prestarles dinero o permitirles que hagan lo que ellos quieran hacer. Amabilidad significa realizar todos aquellos pequeños detalles que tú podrías considerar como actos de cortesía y respeto, tales como:

  • Decir las palabras mágicas: Por favor y Gracias.
  • Mirar a las personas a la cara cuando te están hablando y mostrar siempre una cara agradable.
  • Saludar a las personas con un «buenos días» o «buenas tardes» antes de hablar de su trabajo.
  • Ser puntual en tus citas y no hacer que las personas pierdan su tiempo esperándote.
  • Tratar como invitados a las personas que llegan a tu despacho, no haciéndoles esperar ni hablando en voz alta mientras terminas tus asuntos y pidiéndoles que te disculpen si te tomas uno o dos minutos para revisar tus papeles.
  • Disculparte cuando llegas tarde a una reunión o tienes que interrumpirla.
  • No insultar a las personas ni hacerlas perder su tiempo al aceptar, durante la reunión, llamadas telefónicas que no tengan relación con la misma.
  • Mantener conversaciones con las personas en lugar de amonestarlas y no interrumpirlas cuando están hablando.
  • Controlar tus estallidos emocionales, porque no tienes derecho a hablar en voz alta o gritar a tus empleados o de abusar de ellos en cualquier otra forma.
  • No realizar comentarios sarcásticos.
  • No comer ni beber cuando te reúnes con tus empleados, a menos que les ofrezcas el mismo privilegio.

Todas estas cosas son suficientemente fáciles de realizar una vez que te decidas a hacerlas.

Hay otro aspecto de esta amabilidad que, por lo general, sólo puede describirse como demostrar interés o tratar de conocer bien a las personas.

Su amabilidad está unida a todas sus actividades de negocio, hora tras hora y día tras día. Los Líderes, gerentes y jefes poseedores de esta «amabilidad» son personas agradables. Son personas que sonríen mucho, de charla amena, educadas, atentas y consideradas con los demás, cuando llevan a cabo sus intervenciones profesionales. En ellas todo eso parece algo muy natural.

Por desgracia existen algunos  que no son amables en el trabajo porque, en primer lugar, no son personas agradables; ni siquiera son afables con su familia o vecinos. Algunas personas sólo son cariñosas con su perro. Pero hay muchos otros que son amables por naturaleza con sus familias, amigos y vecinos, pero cambian cuando llegan al trabajo; se vuelven altivos y hostiles.

Si deseas tener más éxito del que ya tienes, dedica algún tiempo a actuar con amabilidad en el trabajo; no necesitas mucho tiempo para sonreír.

Por muy importante que sea la amabilidad, es clave que no creas que la amabilidad puede reemplazar o corregir una dirección deficiente.

En líneas generales, los gerentes que intervienen efectivamente de una manera amable siempre son más efectivos que los que intervienen de una forma eficaz pero no amable. El mantenimiento de una relación amistosa es otro elemento para mantener un alto rendimiento en el trabajo.

También te ayuda a evitar que las personas traten de herirte porque no les gusta tu forma de ser.

La amabilidad quizá puede que salve tu vida.

Fuente: Basado en el libro Porqué los empleados no hacen lo que se supone deben hacer y qué hacer para corregirlo de Ferdinand F. Fournies

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